Una joven carrera pero prometedora desde su inicio. Inquieto, curioso, en la búsqueda permanente de otras opciones creativas aunque girando siempre en la luminiscencia. Con el proyecto de un viaje al exterior a fin de probar suerte y, cómo dice él “ver qué pasa” y al mismo tiempo perfeccionarse. Cuenta que más allá de su ductibilidad para el dibujo desde niño decide seguir el camino de las artes plásticas después de un test vocacional y de la mano de una profesora que lo motivaba permanentemente, hoy, agradecido a esa motivación. Café de por medio vamos descubriendo que más allá de su jóvenes años Alan es un tipo en el que la soberbia no ingresa ni en su discurso, ni en sus gestos, ni en su mirada y que agradece todo lo que la vida le ha brindado hasta aquí.
TS- ¿Por qué el arte como profesión?
AB- La verdad es que antes de terminar la escuela estaba entre la carrera de arte o el profesorado de educación física, también me gusta mucho el deporte, me gustaba dibujar, y bueno, terminé en la secundaria con la terminalidad de Comunicación Arte y Diseño. Una de las profes fue mi influencia, me gustaba, me parecía interesante saber, tenía facilidad para lo que me pedían, lo hacía, les gustaba, después hice un test vocacional resultó que lo mío era todo el tema de las artes y dije bueno, vamos a probar con las artes plásticas.
TS- ¿El espíritu creativo surgió mientras estabas transitando la Mantovani?
AB- Claro, por ejemplo con lo que es la escultura, la cerámica y la pintura, yo antes pintaba pero es necesario soltarse, como que estaba dormido todo eso. Estuvo re bueno, porque uno muchas veces no se valora, ahí empecé a soltarme.
TS- ¿Cómo llegas a luminiscencia?
AB- La luminiscencia llega a partir de las ganas de experimentar, llega a través de la mano del taller, cursando, hasta que llegue a manos de Abel Monasterolo, que fue el iluminador que me abrió la cabeza y me dijo: “dale, dale para adelante que no pasa nada”
TS- Y esa fue la motivación necesaria para no parar.
AB- Sí, cuando hablo con Abel me siento muy cómodo, fue mi mentor, me dio la confianza que necesitaba. Y es raro, me dijo un par de palabritas claves, me dijo, ¿vos por qué estas acá? Si estás acá –me dice- es por algo y lo que estás haciendo disfrutalo, divertite, jugá. Y nunca lo había mirado de esa forma, me tranquilizó y me levantó la autoestima.
TS- Has generado mucho para tu corta carrera
AB- Me siento orgulloso, yo no conozco a ninguno de los chicos que haya terminado y que le hayan ofrecido el Centro Experimental del Color para exponer solo. Me recibo en diciembre y en marzo estaba exponiendo en una muestra individual inaugurando un museo, era como demasiado, estaba re contento. Impresionante.
TS- ¿Te gustaría exponer afuera, promover tu obra afuera? ¿Estás con ganas de irte o sos un tipo arraigado a la ciudad?
AB- Estoy con más ganas de irme que quedarme, muchas ganas. Tuve la posibilidad de conocer a una gran persona y un gran artista, a Javi Schanz, de estar con él, otro motivador también, otro motor. Y vos ves cosas y pensás, es el sueño de uno también, o la fantasía. Sí, tengo muchas ganas.
TS- ¿Sentís que la comunidad santafesina reconoce el aporte del artista plástico?
AB- Ahora que estoy más en la onda del movimiento contemporáneo joven, creo que se le está dando más cabida al arte, pero todavía lo veo como un poco boyando, falta mucho por pasar, aparte de que al artista es como que todavía no se lo valora. Quizás por la edad que tengo, por el círculo en el cual me manejo de amistades o personas que conozco, no se valora tanto el trabajo y la vocación del artista. Pero por ejemplo en otros lugares tiene cierta jerarquía el artista, pero es cuestión de seguir laburando.
TS- Hay algo de esa intención en tu obra.
AB- Hay algo, si
TS- Venía pensando, por ahí lo que permite, al menos desde la gráfica, a tu obra la podés recortar y sigue transmitiendo algo, es como que tenés pequeñas construcciones dentro de una misma obra.
AB- Vos sabés que un vez estaba en la escuela hablando con Lucila Fosco, y ella en un momento ve uno de mis trabajos y me dice, mirá, si cortás acá ya tenés una obrita. Y yo no me había dado cuenta, cuando empezás a laburar más y a tener experiencia en la construcción de la imagen lo ves más claramente.
La familia
TS- ¿Cuál fue el apoyo de tu familia con respecto a la elección de las artes plásticas?
AB- Ellos me apoyaron bastante, al principio fue como medio dudoso, ¿por qué no te ponés a estudiar otra cosa? Palabras de mi viejo ¿de qué vas a vivir, pibe? Pero me apoyaron bastante, cada muestra, cada evento ellos me acompañan.
TS- Hoy que ya te ven más sólido es otra cosa
AB- Puede ser, de todos modos nosotros somos muy familieros, somos cinco: va uno, vamos todos, es como que siempre nos apoyamos mutuamente, creo que es uno de los principios básicos de cada familia. Nunca pensé que me iban a pasar todas estas cosas lindas, yo soy muy agradecido en la vida, todas estas cosas se agradecen con el corazón y con humildad. Porque me enseñaron que cada cosas que pasa hay que agradecerla.
TS- ¿Hay alguien más que esté laburando con luminiscencia?
AB- Acá en Santa Fe no. Este año me dediqué a investigar, quería crear mi propia pintura luminiscente, y a un amigo que estudia biotecnología le interesó mucho el tema. Habíamos hecho unos focos con luces ultravioletas, que retroalimenta más la luminiscencia lo que hace que brille más aún en la oscuridad. Y el efecto que se logra es buenísimo, porque el espectador nunca se lo espera. Nunca se espera que se apeguen las luces y poder seguir viendo la imagen pero desde otro sentido. Nos hemos dedicado a ver como estaba compuesta químicamente la luminiscencia para poder hacerla, porque hay que importarlas y ahora los costos son elevados. He traído luminiscencia de Rusia, son luminiscencia de colores, que no hay en el mercado artístico nacional.
TS- ¿Cómo creas en el proceso creativo dada la característica de la luminiscencia, vas trabajando intermitentemente con luz y sin luz para ir viendo la obra o es lo que te encontrás cuando está terminado?
AB- Creo con luz y después dejo secar la luminiscencia, porque refracta más la luz cuando ya está casi seca, entonces hay lugares donde hago las típicas pruebas de ensayo, donde apagas luz se ve intervenido y obviamente alcahuetea solo porque acá hay luz, acá falta más, entonces repaso lo necesario.
TS- ¿Cuál es el espacio ideal para apreciar el efecto?
AB- El efecto de la luminiscencia es muy lindo, para que se pueda apreciar al cien por ciento tiene que ser un espacio bien cerrado, que haya mucha luz, pero no tiene que haber luz de afuera para que se pueda apreciar. Mientras más luz haya afuera, más se va a ver el efecto. Porque esa luz es la que alimenta la luminiscencia.
TS- ¿Producís constantemente?
AB- La cabeza siempre está pintando, por más que en un mes o en dos meses no hagas nada tu cabeza siempre va a estar produciendo, produciendo, produciendo. Llega un momento en que va a salir solo. He estado sin hacer nada y después cuando te ponés sale solo. La cabeza sigue laburando. Me gusta aprender, me gusta aprender e investigar, y no quedarme, cuanto más se absorba, los resultados son mejores, llegará un momento en que un trabajo sea el resultado que uno quiera. Me gusta tener la cabeza abierta, para mí está todo relacionado, todo sirve, cada cosita sirve y alimenta para poder producir, como así también a uno mismo. Uno se nutre de otras experiencias y uno se va imaginando y creando mundo fantásticos y después lo vuelca en lo que quiere mostrar, en lo que uno quiere expresar, y yo creo que tengo varias fuentes.
TS- ¿Creés que siempre va a ser luminiscencia?
AB- No sé, lo he pensado, creo que aún me falta abordar todo el campo del espacio, y después jugar con personajes, performance, de ideas, se van generando otras ideas y así, es algo que recién se está empezando a ver y bueno, hay que laburar, hay que seguir laburando para no quedarse.
CRÉDITOS: Marcelo Jorge
FOTOS: Pablo Aguirre
Publicada en 03/11/2014 por mjorge Publicada en ArteEtiquetado Alan Brignone, Marcelo Jorge, Pablo Aguirre
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